El 24 de agosto de 2007 fue para mi uno de esos días que nos suceden cosas como las que pasan en las películas, donde se plasman historias que nos parece casi inverosímiles, que suceden en la vida real y que una de esas yo la viví en primera persona.
Entré en la oficina de mi entidad bancaria a gestionar un préstamo justo en mitad de un atraco. Los empleados que estaban siendo intimidados por un caco que, vestido deportivamente y fumándose un cigarrillo, esperaba tranquilamente a que el retardo de la caja fuerte se abriera y llevarse el botín. Todo era tan “normal” que ni el más pintado hubiera sospechado que estaba metido en la boca del lobo. Así que hice mi gestión y marché tranquilamente. Luego cuando me enteré de la noticia no podía dar crédito, acostumbrado a ver en Tv. los atracos con violencia y en cambio este rompía todos los moldes. Pasado un tiempo creo que localizaron a este individuo, pero en cuyas pesquisas no hubo necesidad de que yo colaborara de ninguna manera, ni tan siquiera pedirme declaración como testigo de nada, excepto de un ambiente normal en que un cliente se fuma un cigarrillo mientras espera ser “atendido”.
Nunca imaginaremos acertadamente lo que el destino nos tiene preparado, entre otras cosas porque la realidad supera casi siempre la ficción.
Un saludo en Red de Ángel López Miñano
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