Este billete de 1 peseta que fue impreso 42 días después de mi nacimiento, lo he guardado hasta hoy como reliquia y símbolo de lo capaz que era yo de adquirir multitud de cosas con una sola peseta, pipas, chicles, caramelos, regaliz, globos, garbanzos y habas torradas y así hasta diez artículos, siendo a 10 céntimos de peseta cada chuche que compraba. Ganarlo costaba muchísimo más y hasta parecía un sacrilegio “despilfarrar”una de aquellas míticas pesetas que con tanto sacrificio nos daban como compensación a un trabajo que ahora nos parecería inhumano, al carecer de maquinaria y tecnología punta con que ahora desarrollamos las tareas más pesadas en La Agricultura.
Todo esto que creía olvidado, está tomando ahora una especie de regresión a un tiempo que, solo añoran quienes tuvieron la suerte de vivir desahogadamente, con muchas de aquellas pesetas para comprar muchísimos más chuches que yo, pero con la brutal diferencia que a mí me sabían a gloria y me hacían olvidar el sudor derramado para conseguirlas y me sentía inmensamente rico si algún domingo en mi bolsillito del pantalón llevaba 1 de estas pesetas.
Un saludo en Red de: Ángel López Miñano
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