En mi pueblo de Abarán en Murcia. España, Europa se celebra también esta curiosa efemérides del calendario en que llegado el 34 día de cada año, nuestros párrocos bendicen unas rosquillas sabrosas y nutritivas que elaboran manos artesanas y es casi un ritual probar este manjar del que se le atribuyen propiedades preventivas contra el ahogamiento, merced a un santo barón llamado Blas, fue médico y obispo de Sebaste, Armenia. Hizo vida eremítica en una cueva del Monte Argeus.
San Blas era conocido por su don de curación milagrosa. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este es el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta.
Según una leyenda, se le acercaban también animales enfermos para que les curase, pero no le molestaban en su tiempo de oración.
Cuando era niño, allá por la década de los 60 nunca faltaba un vendedor ambulante provisto de un carretón con rueda de madera, cargado de utensilios de cocina de barro cocido esmaltado y unas figurillas de arcilla de este obispo santo y mártir, pintadas con purpurina oro con un cordón para lucirlo al cuello y así la protección estaba asegurada al 100%
Si tienes tiempo para meterte un ratito a la cocina elabora las rosquillitas que te aconsejo y seguro que el año próximo nos volveremos a encontrar cibernéticamente. Un saludo de: Ángel López Miñano
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