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sábado, 27 de diciembre de 2008

MEMORIA HISTÓRICA






MEMORIA HISTÓRICA


            Es todo un ritual el que rodea a todo cuanto hago el día que toca escribir para Crónica 7 porque si no fuera así, no podría responder de lo que brotara de mi mente y escribiera con mi mano. Todo debe estar en su justa mesura, tanto física como espiritual y mira tu por donde, he escogido este 6 de diciembre con unas connotaciones políticas llenas de conmemoraciones y efemérides con un punto de partida  para la “Memoria Histórica de España” en su día de la Constitución.


       Ayer amaneció con el número 5 de nuestro Crónica 7 en los kioscos y puntos de entrega habituales y también para proceder a su lectura me rodeé del ritual que necesito para disfrutar de la lectura que mis vecinos “articulistas” han tenido a bien dirigir a todos los lectores de esta publicación.


            En el apartado Editorial, se pone de manifiesto y que ratifico, la libertad que tenemos cuantos escribimos asidua o esporádicamente, en manifestar dentro de un respeto los temas que buenamente decidamos tratar, sin coacciones, imposiciones, directrices marcadas con un único color e ideología. Por eso es por lo que me decidí cambiar mi cámara de vídeo por el teclado del ordenador para así poder continuar en contacto con mis paisanos.


            Percibo una rivalidad y enfrentamientos en muchos sectores de la población que nos produce a todos una tremenda apatía, consecuencia de no aunar nuestras fuerzas por el bien de la comunidad, porque sepan todos ustedes, que hacer una guerra cada uno por un lado, difícilmente se gana ninguna batalla.


           Vienen a mi mente recuerdos de la niñez cuando aun no había alcanzado la edad de 15 años, la rivalidad de aquel entonces que no era política como ahora, si no poblacional que llegaba hasta tal punto la ojeriza que se palpaba por el fútbol que éramos enemigos casi de nacimiento de nuestra vecina Cieza. Agudizando un poco el oído llegaba a escuchar a los nacidos en el casco antiguo de Abarán cuando se referían a los que vivíamos en el extrarradio, como en mi caso, lo que ahora denominamos Barriada de la Virgen del Oro, llamarnos “Casoneros o...los de Aguallá” despectivamente y eso nos sentaba como un tiro distanciándonos cada vez más. Y mira tu por donde los tiempos han cambiado y actualmente, la rivalidad es otra y la Memoria Histórica, la llevamos en nuestra mente unicamente para martirizarnos tontamente.


            La clave para que todo esto cambie y pongamos fin a las tiranteces  que empañan nuestra felicidad con nuestros semejantes la he encontrado precisamente entre las páginas de la biografía de Ángel Filemón, el Hospitalario de Abarán, nuestro “santo abaranero” como suele decir D. Antonio Templado, que por culpa del dichoso dinero no se le puede canonizar porque méritos no le faltan. Cuando subamos al Santuario de la Virgen del Oro es visita obligada al lugar donde reposan sus restos mortales desde 1963. Se publicó anteriormente una biografía titulada …”Una Vida Abrasada en el Amor”, la cual, en infinidad de ocasiones su madre, doña Trinidad me pedía le leyera incansablemente y eso que se la sabía de memoria un capítulo hasta que yo veía que se sentía complacida leer los pasajes de la vida terrena de su amado hijo Filemón.


            Pero ha sido en esta última publicación sobre su vida donde he hallado la clave que les decía para que pongan fin a lo que nos hace daño, el no sentirnos a gusto  ni con nosotros ni con los demás y es la siguiente:
            “…Si observaba que algún compañero de los que con el asistían a la enfermería hacía la cama u otro servicio con poco cuidado y detenimiento, como para salir del paso y acabar pronto, si el tal compañero le merecía confianza, le reconvenía cariñosamente para que asistiera con más amor y esmero al enfermo así ofendido; pero si a ello no se atrevía por no esperar buen efecto de la fraterna corrección, entonces tomaba otra determinación pues la cosa no debía ni podía quedar así, pagando el enfermo las consecuencias.


        Sentía en lo más hondo en su corazón el mensaje evangélico que informa que es al mismo Cristo a quien se sirve y consuela en la persona del necesitado. “Porque tuve hambre y me diste de comer, sed y me diste de beber, enfermo y me visitaste, desnudo y me vestiste…”.


       También yo he comprobado de cómo no ha servido de nada luchar incluso por  las cosas más pequeñas si no tengo el apoyo de todo un pueblo y también a mi me llegó esa apatía que todos sufrimos casi sin darnos cuenta. Un día observé que la calle donde han vivido mis padres cuando nos vinimos de “los Casones de Aguallá” C/. General Varela, la habían renombrado por la de C/. del Niño y me parecía a mi corto entender que se habían quedado cortos con el nombre, dado que a ningún abaranero se le ha oído decir jamás en los vítores del 6 de cada enero…”!Viva el Niño!” y lo que decimos es…”!Viva el Niño Jesús!”, pues ese es el nombre que se le debería haber puesto a la calle, por aclamación popular. Así lo hice constar en un escrito que dirigí al Ayuntamiento, con fecha 22 de abril de 2002 y número de registro de entrada 1206 y jamás obtuve respuesta y ni mucho menos una rectificación posterior y así sigue llamándose y se llamará in seculá seculorun.


       Otro escrito anterior al antes mencionado de fecha 17/01/2002 con número en el registro de entrada 141 se ponía de manifiesto de cómo pude perder mi vida el dia anterior cuando al bajarme de la acera, obligado por una furgoneta aparcada sobre la acera a la altura del nº 13 de la calle Dr. Molina y un vehículo que transitaba por allí casi me arrolla. Pedí dado que la calle toda con pivotes en contra de tantísima gente, que el hueco que habían dejado adrede sin pivote era utilizado para aparcar sobre la acera. Tampoco a esto se me contestó ni se puso remedio.


      Por todo ello opté por la apatía generalizada, con la única arma eficaz de la que dispongo cada 4 años, mi voto. Ya no pataleo, ya no mando escritos sugiriendo ni tan siquiera esas pequeñas cosas que tienen remedio sin coste para las arcas municipales. Lo que si veo es que cuando el problema lo tiene alguien muy relevante que tiene mucha “voz” tarde o temprano se le reconsidera y se le hace caso. Ejemplo de ello es el caso del hijo de Isabel Gemio.


           Lo que debemos preguntarnos es cuanto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado ¿Cuántas veces dudamos de nuestro propio valor de que realmente merecemos más y que podemos conseguirlo si no lo proponemos? ...claro que no basta con el mero propósito...


         Hasta pronto, si ustedes quieren. Feliz Navidad!!!


Ángel López Miñano

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