EL ÁNGEL FRATERNAL
Cuando ya la normalidad habitual ha vuelto a las calles de mi pueblo, que todo se ha cumplido según lo previsto y lo imprevisto, referido aLa Semana Santa , que los ecos de los tambores y trompetas se han apagado y devuelto la paz y el silencio a las calles de mi pueblo que, por unos días habían estado ocupadas por Cristos y Vírgenes, sillas, celofanes multicolor de caramelos, gotas de cera, huellas serpenteantes de pólvora en aceras y fachadas, palomas volando asustadas de tanta algarabía, es ahora cuando todo pertenece ya a un pasado para los anales de la historia de Abarán, es hora de hacer recuento.
Cuando ya la normalidad habitual ha vuelto a las calles de mi pueblo, que todo se ha cumplido según lo previsto y lo imprevisto, referido a
Quizá ya se haya dicho casi todo, pero no todos han dado su opinión. Todavía no he tenido la oportunidad de ver a todo mi pueblo volcado y presente totalmente en nada de cuanto se organiza para atraer a las masas, ya sea en el terreno lúdico, religioso o civil. Ni siquiera estos días de desfiles procesionales en que a pesar de que las calles estaban ocupadas por infinidad de fieles, podría decirse que toda la población estaba volcada en la calle viendo escenificar la Pasión Muerte y Resurrección de Ntro. Señor. Sin embargo la opinión generalizada es satisfactoria, exceptuando el retraso en el inicio de los actos previstos. Es algo que nunca voy a comprender como podemos sentirnos satisfechos que a una conferencia en la que se tratan temas importantísimos acudan doscientas personas y también a eso se le califique de éxito de público. Vestido de nazareno he podido ver con la discreción que me permite el capuz el nivel de religiosidad que hay actualmente en todas las capas de la sociedad, edades y sexos y mi opinión particular es de un notable alto. Ahora parece ser que mi jerarquía eclesiástica está satisfecha de las manifestaciones religiosas en la calle, pero eso antes no era así. De muy jovencito recuerdo como por mi parroquia pasaron sacerdotes curas párrocos que desaprobaban escenificar en plena calle el sentir de la cristiandad y ahora resulta que es de las cosas que más mantiene viva la religiosidad popular. Que tomen nota los políticos que elaboran los presupuestos y saquen una partida que derivan en actividades lúdicas para la Feria que no acuden ni doscientas personas y vuelquen más sobre las Cofradías que tanto bien hacen por engrandecer el buen nombre de Jesucristo, resucitándolo cada Domingo de Pascua Florida con la procesión más emotiva de cuantas se celebran en ningún sitio de España, aunque después de La Mona volvamos a matar a Jesucristo con nuestras palabras, obras u omisión. Lo que no se muy bien es como le habrá sentará a un parado sin perspectivas de futuro ver las retrasmisiones de los oficios religiosos a través de la televisión desde el Vaticano, con ese lujo, ese pan de oro en las columnas, esos tapices descomunales, esas patenas y cálices con incrustaciones de piedras preciosas, esas sedas de Damasco, esas casullas bordadas con fino hilo de oro y que de sus hijos ya nacidos nadie se preocupe de que nunca les falte el pan para llevarse a la boca y que cada día escuche por los medios de comunicación preocuparse mucho más por un neonato que por un niñito de tres años que su papá no tiene donde conseguir el sustento para su familia. Al principio yo me creía que la crisis consistía en que los bancos ya no daban dinero fiado porque las garantías de que le sea devuelto eran menores debido al paro y que de ahora en adelante no basta poner en fianza tu patrimonio si no que nos piden hipotequemos a toda la familia y no por veinte años si no por sesenta. Lo peor de esto es que han incrementado los precios una barbaridad hasta el punto que muchas cosas de primera necesidad casi es un lujo adquirirlas y si tuviera que hacer una lista de cosas que no entran ya en mi imaginación ni en mi dieta sería interminable.
Yo que he vivido una época parecida a esta en los años cincuenta del siglo pasado en que nos regocijábamos muchísimo más de que vinieran las fiestas porque era seguro que mi madre haría una sartén de arroz con pollo de mi corral que aquello si que era una verdadera verbena y nada más terminar aquella opípara comida ya estábamos deseando llegaran las próximas fiestas del año siguiente para que el gallo o el conejo más destacado del corral sirviera para festejar a San Cosme y San Damián como Dios manda. Ahora quitarme el ardor de estómago si me coge por Murcia como el otro día me cuesta 1´10€ en un bote de cola de una cafetería y eso que era para beberlo a trago por la calle que si me hubiera llegado a sentar en una mesa, no quiero pensar lo que me habría costado. A pesar de todo eso, yo soy feliz, ya he pataleado bastante y me he dado cuenta que no sirve de nada. Ahora tengo el mando a distancia de la televisión que esa si que es mi libertad democrática de ver retransmisiones de tv. con menos hipocresía y telas de Damasco, copones y cálices con rubíes y esmeraldas. Bastante vi el pasado 6 de marzo en el Palacio de El Pardo de Madrid, donde vivió el general Franco, aquel reclinatorio de terciopelo rojo desgastado de arrodillarse cada mañana ante la imagen de una Virgen Purísima y a escasos diez metros la mesa donde firmaba las sentencias de muerte ya en tiempos de paz, que cuando la toqué con mi mano derecha sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo de cómo haya todavía personas que añoren aquella fatídica época y no solo personas de a pié si no sacerdotes de mi propia iglesia que no tienen pudor alguno de confesarlo abiertamente en los medios de comunicación. Si deseo una Iglesia mejor no es para militar en el club de los mejores, sino porque el Evangelio de Dios en Jesucristo se la merece No deseo oír mítines políticos en mi iglesia, sin embargo se tiene politizada la vida religiosa, para las personas que creen en la religión. Utilizando las homilías como si de una disertación en el Congreso de los Diputados se tratara, como armas arrojadizas contra un gobierno legalmente elegido. Todo esto se está volviendo en contra de mi propia Iglesia. El descontento de muchos de los fieles católicos con las posturas radicales de la jerarquía eclesial española se está haciendo cada vez más patente. Por decir todo esto que pienso y que creo, me va a suponer no poder dar nunca un Pregón de Feria ni de Semana Santa en el pueblo que me ha visto nacer y crecer y que por tanto es un dato muy a tener en cuenta a la hora de dar la voz de una dichosa vez a los sin voz, a los que más derecho tienen de hablar, porque lo han vivido de su más tierna infancia. Yo estoy seguro que en mí no recaerá jamás ese honor de ser elegido pregonero de nada, pero no es tan difícil abrir cualquier libro de festejos al azar por cualquier página y con los ojos cerrados pararnos en el pié de página de cualquier artículo y si esa persona está viva, puede valernos para representarnos a todos. Que no tengamos que recurrir a nadie que venga de fuera a decirnos sus correrías infantiles y sus procesiones con botes de caballa y figuritas de San Blas, si aquí el que más y el que menos tiene cosas mucho más nuestras que contarnos y que están más en la línea de lo que hemos vivido con los cinco sentidos.
Vamos a enterrar de una vez por todas el hacha de guerra, las envidias, la codicia la avaricia y todo lo que nos pone cara de feos y de malos. No hagan que me acuerde de aquella leyenda que me contaron hace muchísimos años, de niño que decía así: Había una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía rápido de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía. Huyo un día y ella la seguía, dos días y la seguía... Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paro y le dijo a la serpiente: Puedo hacerte tres preguntas? No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar contesto la serpiente...!!! Pertenezco a tu cadena alimenticia pregunto la luciérnaga? No, contesto la serpiente...!!! ¿Yo te hice algún mal dijo la luciérnaga? No, volvió a responder la serpiente. Entonces, ¿por que quieres acabar conmigo? ¡¡¡Porque no soporto verte brillar...!!! Nunca más vamos a tener polémicas de los dites y diretes de lo que digamos en momentos de pasión y valoremos mucho más lo que aportamos a los demás con lo que hacemos por nuestros semejantes en nuestro devenir diario.
La solución a todo esto la tenemos en nuestros queridos libros dela Feria y de la Semana Santa que son tesoros de incalculable valor lo que allí ha quedado dicho por los que nos han precedido. Yo no se si don Mariano de La Fuente Nájera era nacido en Abarán o asentado aquí, lo que sí sé es que el testimonio de sus vivencias que recogió en su pregón de Feria de no recuerdo que año, fue de las cosas que más me han impactado nunca. Me emocionó tanto que se me salió alguna lagrimica de verme identificado en lo que allí quedó dicho. Como elevó el nombre y la esencia de Abarán hasta el grado sumo de la dignidad que todo pueblo tiene que luchar por conseguir y que aquí con nuestro tesón y nuestra peculiar manera de ser hemos conseguido. También tenemos en estos libros que guardo como reliquias de mi pasado, testimonios de personas sencillas, gente que escribe con el corazón y que tengo que esperar un año entero para volver a deleitarme leyendo sus añoranzas y recuerdos de su pasado, como aquel arroz y pollo casero de corral que mi madre hacía cada 27 de septiembre…
Yo que he vivido una época parecida a esta en los años cincuenta del siglo pasado en que nos regocijábamos muchísimo más de que vinieran las fiestas porque era seguro que mi madre haría una sartén de arroz con pollo de mi corral que aquello si que era una verdadera verbena y nada más terminar aquella opípara comida ya estábamos deseando llegaran las próximas fiestas del año siguiente para que el gallo o el conejo más destacado del corral sirviera para festejar a San Cosme y San Damián como Dios manda. Ahora quitarme el ardor de estómago si me coge por Murcia como el otro día me cuesta 1´10€ en un bote de cola de una cafetería y eso que era para beberlo a trago por la calle que si me hubiera llegado a sentar en una mesa, no quiero pensar lo que me habría costado. A pesar de todo eso, yo soy feliz, ya he pataleado bastante y me he dado cuenta que no sirve de nada. Ahora tengo el mando a distancia de la televisión que esa si que es mi libertad democrática de ver retransmisiones de tv. con menos hipocresía y telas de Damasco, copones y cálices con rubíes y esmeraldas. Bastante vi el pasado 6 de marzo en el Palacio de El Pardo de Madrid, donde vivió el general Franco, aquel reclinatorio de terciopelo rojo desgastado de arrodillarse cada mañana ante la imagen de una Virgen Purísima y a escasos diez metros la mesa donde firmaba las sentencias de muerte ya en tiempos de paz, que cuando la toqué con mi mano derecha sentí un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo de cómo haya todavía personas que añoren aquella fatídica época y no solo personas de a pié si no sacerdotes de mi propia iglesia que no tienen pudor alguno de confesarlo abiertamente en los medios de comunicación. Si deseo una Iglesia mejor no es para militar en el club de los mejores, sino porque el Evangelio de Dios en Jesucristo se la merece No deseo oír mítines políticos en mi iglesia, sin embargo se tiene politizada la vida religiosa, para las personas que creen en la religión. Utilizando las homilías como si de una disertación en el Congreso de los Diputados se tratara, como armas arrojadizas contra un gobierno legalmente elegido. Todo esto se está volviendo en contra de mi propia Iglesia. El descontento de muchos de los fieles católicos con las posturas radicales de la jerarquía eclesial española se está haciendo cada vez más patente. Por decir todo esto que pienso y que creo, me va a suponer no poder dar nunca un Pregón de Feria ni de Semana Santa en el pueblo que me ha visto nacer y crecer y que por tanto es un dato muy a tener en cuenta a la hora de dar la voz de una dichosa vez a los sin voz, a los que más derecho tienen de hablar, porque lo han vivido de su más tierna infancia. Yo estoy seguro que en mí no recaerá jamás ese honor de ser elegido pregonero de nada, pero no es tan difícil abrir cualquier libro de festejos al azar por cualquier página y con los ojos cerrados pararnos en el pié de página de cualquier artículo y si esa persona está viva, puede valernos para representarnos a todos. Que no tengamos que recurrir a nadie que venga de fuera a decirnos sus correrías infantiles y sus procesiones con botes de caballa y figuritas de San Blas, si aquí el que más y el que menos tiene cosas mucho más nuestras que contarnos y que están más en la línea de lo que hemos vivido con los cinco sentidos.
Vamos a enterrar de una vez por todas el hacha de guerra, las envidias, la codicia la avaricia y todo lo que nos pone cara de feos y de malos. No hagan que me acuerde de aquella leyenda que me contaron hace muchísimos años, de niño que decía así: Había una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Esta huía rápido de la feroz predadora y la serpiente al mismo tiempo no desistía. Huyo un día y ella la seguía, dos días y la seguía... Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paro y le dijo a la serpiente: Puedo hacerte tres preguntas? No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar contesto la serpiente...!!! Pertenezco a tu cadena alimenticia pregunto la luciérnaga? No, contesto la serpiente...!!! ¿Yo te hice algún mal dijo la luciérnaga? No, volvió a responder la serpiente. Entonces, ¿por que quieres acabar conmigo? ¡¡¡Porque no soporto verte brillar...!!! Nunca más vamos a tener polémicas de los dites y diretes de lo que digamos en momentos de pasión y valoremos mucho más lo que aportamos a los demás con lo que hacemos por nuestros semejantes en nuestro devenir diario.
La solución a todo esto la tenemos en nuestros queridos libros de
Hasta pronto, si ustedes y Dios así lo quiere.
Ángel López Miñano
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