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Es 9 de febrero, el día que he elegido para dar un repaso a mi vida, la actualidad de España y del mundo y reflejar en el papel lo que mi mente ha ido archivando durante el último mes que hemos dejado atrás. Para entrar en situación, abro el amplio ventanal que me permite ver la cadena montañosa que circunda Abarán, hace barrera con Blanca, dejando un estrecho puerto y se alarga hasta tener continuación con La Cresta del Gallo, la montaña que acoge el santuario de la Virgen de La Fuensantica , pero esto último es una ilusión óptica porque hay una gran extensión de terreno por medio que nos aísla en este precioso valle, haciendo de los seres que lo habitamos personas circunspectas y sosegadas.
Es un momento del año sin pena ni gloria, dado que lo más emotivo vivido, ha quedado atrás, para el recuerdo, como los finales de diciembre y primera semana de enero que todo era jolgorio, todo era luz y pasión, besos y abrazos y deseos de felicidad y próspero Año Nuevo con que todos nos bombardeábamos mutuamente. Ahora aquí estamos, los mismos que abarrotaban las salas de fiestas, llenaban las iglesias, ocupaban las calles entre bailes y risas y tiene que ser febrero el que todo lo sosiega y lo calma, con esta incertidumbre de que será mejor para Eluana, que pese a estar 17 años con una vida vegetativa, sin poder sentir ni siguiera el calor del tibio sol de febrero, poquísima gente tendría valor de borrarla del mapa. Se necesitaría en primer lugar ser Eluana o como mínimo sus familiares más directos para comprender que es lo que más le interesa, dada la pésima calidad de vida que Eluana tiene. Pienso que a nadie más le corresponde decidir por ella, ni por la moral recibida, ni por la moral impuesta ni por la falsa moral. En mi caso concreto, el tránsito de La Vida a La Muerte , me gustaría que fuera como de la vigilia al sueño y que ese sueño fuera eterno, como un larguísimo letargo, sin pena ni gloria, porque tengo entendido que de todo nos cansamos, hasta de comer bien y no es plan estar toda la eternidad, por los siglos de los siglos flotando en una nube de algodón, sonriendo en todas direcciones, como tampoco me gustaría pasarme toda la vida ardiendo en pavesas en las ascuas del Infierno sin poder salir fuera a respirar aire fresco de libertad. Por todo ello prefiero la pasividad del letargo a la sonrisa fingida o a las ascuas infernales. Para cuando esto vea la luz, Eluana con muchísima probabilidad, pese a estar muerta para el mundo, su estado seguirá siendo el mismo que estos 17 últimos años.
Al finalizar el funeral que ofició el sacerdote de Casa Madre en Orihuela, me acerqué donde estaba ocupado quitándose la casulla, la estola y el roquete y le dije: “Padre, no me puedo ir a mi pueblo, que es Abarán sin felicitarle por el modo y la forma en que llega a todos los fieles en general con la paz y la serenidad que transmite en todos los momentos de la eucaristía. Esas pausas prolongadas, esa lentitud con que consagra las especies de pan y vino, esas preces sosegadas, esos tonos de voz que suben ni un decibelio, que no imponen nada, que no nos prohíben nada, que no nos reprochan nada, es algo a lo que yo no estaba acostumbrado de santísimas eucaristías que llevo a mis espaldas. Puedo decir que me he pasado más de seis meses de mi vida, si sumara las horas vividas dentro de una iglesia y nunca he estado tan relajado, he salido tan reconfortado, tan desestresado como las cuatro ocasiones que he tenido la oportunidad de escucharle en sus homilías, sobre todo porque no utiliza el púlpito para desprestigiar al gobierno, dado que yo no voy a mi iglesia a escuchar mítines políticos, porque no me impone nada por la fuerza y pensar que todo eso se consigue tan solo con alargar la misa 3 minutos más de cómo lo hacen mis párrocos, es algo incomprensible.
Esto me hace recordar cuando D. Juan García Inza fue párroco de San Pablo, un día me dijo: “Ángel, el próximo 4 de octubre es festividad de S. Francisco Javier y como yo sé que tu tienes muchos reportajes en vídeo de las veces que nuestro obispo D. Javier Azagra Labiano ha visitado Abarán, me gustaría que hicieras un recopilatorio y regalarle el reportaje por su onomástica. De la misa de Sanación de Enfermos saca solo unos fragmentos para no hacérsela muy pesada…” ¿…? Me dejó estupefacto porque no sabía por donde meter la tijera, ¿quien soy yo para quitar de un plumazo parte de lo que se dice en un templo? Como los censores del franquismo. Le puse el ejemplo de El Doctor Zhivago que dura casi cuatro horas y según mi opinión quitarle un solo fotograma sería un sacrilegio cinematográficamente hablando. Pues como no le pude convencer, metí la tijera de sastre por la monición de entrada, las peticiones, las lecturas, preces, bendición final y me quedó una misa muy ajustadita, muy mona, sin esas “larguísimas” disertaciones politizadas en la homilía, o sea un visto y no visto de doce minutos escasos y me consta que cuando D. Javier la estuvo visionando en su “palacete diocesano” no pudo esperar y sobre las 23:30 llamó a la parroquia para comunicarle que le había encantado el detalle y la misa de Sanación de Enfermos que celebró en Abarán.
Ahora que estoy “sosegado” en este mes caracterizado de pasivo, de compás de espera a todos los acontecimientos que ya hemos dejado y atrás y los que próximamente se avecinan, las Fiestas de Primavera, Desfiles Procesionales, Entierro de la Sardina , etc. que es febrero con el dolor que aún siento por la pérdida de mi tía, la hermana Patricia Miñano López, con la visión de esas más de 70 hermanas ancianitas, esperando ese mismo tránsito de la tierra al cielo, con el temor de que ya no hay esa cantera de novicias que algún día tomarían el relevo para seguir prestando sus servicios humanitarios y solidarios, tanto en asilos, colegios, hospitales, misiones al tercer mundo, hospicios y demás miserias humanas, donde ellas siempre han estado, solo me consuela esta impotencia que tengo es que ahí están ya las O.N.G. haciendo “cuña” y sustituyendo poco a poco el hueco que va a dejar el clero y su fracasado sistema del celibato, que entre otras cosas ha venido a contribuir que solo haya durado poco más de dos mil años. ¡Tanto que me hubiera gustado que mi tía hubiera sido madre! ¡Tanta pasión que ella tenía por los niños y los animales! que paradoja divina, fue enterrada coincidiendo con la festividad de San Antón, patrón de los animales y que según las fotos del sencillo acto que me llegaron a mi correo electrónico de la bendición de los animales, este año tuvo la frialdad de hacerse en la calle, no como los varios años que yo grabé en vídeo siendo titular de la parroquia, don José Antonio y don Javier Crespo en que todos cuantos quisieron acercarse con sus mascotas, ellos con el hisopo los rociaba con el agua bendita a pie de altar. Si este año no ha sido igual como cuando yo lo grabé en 1999, 2000 y 2001 es ir contra-corriente. Antes de jurar los votos de castidad, pobreza y obediencia, mi tía fue amonestada por la superiora general porque habían observado que se entusiasmaba con los niños y los animales y dedujeron que no estaba preparada para la vida religiosa en tanto en cuanto sintiera pasión por acariciar un niño o un perrito. El tiempo ha demostrado con creces que SI que valía para monja, que el 2002 celebró sus bodas de oro en la congregación. Que eran otros tiempos dictatoriales y que menos mal que se dieron cuenta a tiempo que hay que darse a los demás y por supuesto incluyendo animales y niños.
Apenas si tengo espacio material para felicitar a la Hermandad de San Pedro, que esta primavera cumplen 80 años de su fundación y decir referente a nuestros desfiles procesionales, la calificación que tanto costó conseguir para el esfuerzo que supone escenificar la Pasión Muerte
Hasta pronto, si ustedes y Dios así lo quiere
Ángel López Miñano
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